lunes, 16 de abril de 2012

La guerra de las brujas.

Maite carranza
Lástima. Yo si que lo recuerdo. Cuando te conocí, eras preciosa, y no has cambiado: los ojos verdes, las piernas largas, la misma melena enmarañada y esa forma extravagante tan tuya de vestir. Pero lo que me llamó la atención de ti fue tu rebeldía. Eras deliciosamente impulsiva, capaz de capitanear una revolución, embarcarte a la conquista de las estrellas o jurar amor eterno con una voz sincera y vibrante que volvía loco al más cuerdo. No me extraña que los jóvenes de tu edad no se atrevieran a abordarte. Eras una bomba.

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